Y ahora tú
Mi despertador en forma de susurros y con ojos azules. Mis mejores buenos días. Y noches. Y madrugadas. Mi cocinero. El que, aunque no lo sabe, me ha enseñado lo que ya creía aprendido. El amor es otra cosa. Es hacer una tortilla de patatas a la una de la mañana. Es ser y dejar ser. Es creer en que, si cuidas algo todos los días, conseguirás mantenerlo cerca siempre. Y cuidarlo. Es la sensación de sentirte en casa aunque estés a 362 km de ella. Es no dejar nunca de sorprender. La seguridad y tranquilidad de tenerlo todo entre dos brazos. Son las ganas de más que nunca acaban. A veces descubrimos lo que más necesitamos cuando no estábamos buscando. Incluso donde no esperábamos encontrarlo. Pero lo bonito de la vida es dejarse sorprender por aquellas cosas que ni siquiera imaginabas que podían ser posible.