Entradas

Mostrando entradas de mayo, 2021

Reconstruirse

Lo bueno de haberme destruido hasta mis cimientos fue que yo misma pude ir reconstruyéndome juntando las piezas de todo aquello que aprendí. Lo bueno de haber estado tan rota es que cuando comienzas a recomponerte ya no quieres volver a incluir aquellos pedazos de ti que te llevaron precisamente a acabar tan mal. Porque, por suerte, lo vivido te ha hecho aprender. Has crecido, te ha convertido en una mejor persona. Gracias a ello, has entendido qué cosas jamás volverás a permitir. También has comprendido el poder del amor y, sobre todo, a saber enfocarlo de un modo positivo, sano.  Algo que se ha roto jamás podrá volver a ser lo mismo que era antes. Pero eso no debe asustarte: a veces puede convertirse en algo mejor.

Controla tus pensamientos y no dejes que sean ellos los que te controlen a ti

A veces nosotros mismos creamos problemas que solo existen en nuestra cabeza. Nos inunda la inseguridad y nuestros temores se ven reflejados en pensamientos que se pasean casi sin permiso por nuestra mente. Sufrimos de antemano por cosas que en la mayoría de ocasiones ni siquiera ocurren. Lo que tenga que venir, vendrá. Pero de nada sirve sufrir por ello antes de tiempo.  Existe un proverbio chino que dice...  Si tienes un problema que no tiene solución, ¿para qué te preocupas? y si tiene solución... ¿para qué te preocupas?

A veces dos brazos se convierten en refugio

Me gusta que me quieras porque haciéndolo me has enseñado una de las lecciones más obvias y valiosas de la vida, que hasta entonces no había entendido: el amor no duele, cura.  Te repara. Cicatriza las heridas que ni el tiempo es capaz de sanar. Te salva. Del mundo. De las personas que no te hacen bien. Del dolor. De los malos pensamientos. Incluso a veces de ti misma. Te protege. Te hace sentir que existe un sitio en el mundo donde puedes ser tú misma. Donde hay alguien que te escucha y se preocupa por intentar entenderte. Donde compartir las piedras que cargas a tus espaldas para que pesen menos.  El amor son dos ojos que nunca van a permitir verte caer. Es un espejo para cuando quieres ver todo lo bueno que hay en ti. Es el consuelo de aquellos que, aún sabiendo las vergüenzas y desgracias que nos rodean, saben que siempre habrá un lugar en el que sentirse a salvo de todo ello. El amor te sostiene. Y te enseña que, a veces, dos brazos se convierten en refugio.