Punto y final
Libre. Marcaré el día de hoy como el día de tu muerte. No habrá entierro. Ni lugar al que ir a llorarte. Tampoco caras largas ni lamentos. Solo paz. Te vas tú y yo vuelvo. Se acabó eso de cederte un sitio que me pertenece. Ya no hay hueco para ti en mi vida. No te lo mereces y no me gusta lo que has hecho con él. Ni conmigo. No me gustas. Eres el egoísmo personificado, la maldad premeditada, el cínico que reclama verdad, el mentiroso que se queja de la falsedad ajena, el hipócrita que sufre cuando le devuelven la moneda con la que condenó a otro, el lastre que me atropella cada vez que intento huir. Sigues siendo tú. Pero yo soy otra. Te colaste tan dentro que podías manejarme. Y te negaste a salir incluso cuando más dolía. Incluso cuando dejamos de ser uno. Incluso cuando me abría en canal y te dejaba ver lo que me habías hecho. Nunca supiste parar. Pero ahora te has ido. Podría escribir una lista que amontone todos los por qués que me han llevado hasta aquí. Per