Nunca seré capaz de explicar cómo me sentí cuando te fuiste porque fue como si de repente todas las palabras, emociones, sentimientos, recuerdos y penas del mundo entero se hubiesen declarado la guerra dentro de mí. Sentí un dolor tan sumamente profundo que solo quería desaparecer. Irme contigo, aunque no supiese a dónde te estabas yendo.

Nunca he creído en nada, pero desde que te fuiste me gusta pensar que sigues aquí, entre nosotras. Que cuando de repente encuentro algo que había dado por perdido o las cosas no están donde yo las había dejado, eres tú intentándome decir que estás aquí. Que esa es la forma que has encontrado de hacerme ver que sigues cerca. 

Ahora vivo con miedo a olvidar cosas que ya no podrás contarme. Con la certeza de que ha llegado un punto en mi vida en el que jamás volveré a ser tan feliz como un día lo fui. Preguntándome si te dije todo lo que quería que supieras. Si aproveché el tiempo contigo. Si te fuiste en paz. Revivo momentos que no se repetirán y les doy vida en mi cabeza cada vez que te echo de menos. 

¿Cuándo deja de doler? ¿Cuándo se consigue aceptar? ¿Cómo se supera? No creo que el tiempo todo lo cure. No creo en todos esos consuelos que no harán que vuelvas. Hay tantas cosas que me quedan por vivir y de las que pensaba que ibas a ser testigo y cómplice.  

Dicen que crecer es aprender a despedirse. Y, aunque morirse sea ley de vida, hay personas que no deberían irse tan pronto.

Ahora sé que crecer es aprender a vivir echando de menos. Y esa es una lección que no quería aprender contigo.  

Comentarios

Entradas populares de este blog

A veces esperamos demasiado de otras personas, solo porque nosotros estaríamos dispuestos a hacer mucho más por ellos..

Reconstruirse

Una hermana es aquella que te levanta cuando los demás ni siquiera saben que te has caído.