A veces cuando digo que estoy bien me gustaría que alguien fuera capaz de abrazarme y decirme: Te conozco, sé que no lo estás.

No. Ya no. Tranquilo, no voy a ir detrás tuya nunca más. Ya lo he asumido, no estamos juntos y nunca lo volveremos a estar. Aunque esto no significa que te haya olvidado. Es imposible. No puedo. Pero lo tengo que intentar, y eso haré. Y después de todo, solo me queda decirte que gracias. Porque gracias a ti he descubierto lo que es ser feliz las 24 horas del día. Porque cuando estaba contigo, no me hacia falta nada más. Porque yo nunca había necesitado nada ni nadie, pero a día de hoy, puedo decir que todo lo que necesito para ser feliz eres tú. Que mi estado de humor depende de ti. Pero eso ya se tiene que acabar. Aunque contigo no todo ha sido del color de rosa. También han habido momentos malos, en los que yo confiaba en ti y tú me fallaste. Y todas y cada una de las veces que lo hiciste, lo pasé por alto. Tenía tanto miedo a perderte, que no era capaz ni de imaginarme lo que sería mi vida sin ti. Por eso nunca fui capaz ni de estar dos segundos enfadada, me daba pánico estar sin ti aunque sólo fuera por dos segundos. ¿Qué tontería que diga yo esto, no? Cuando fui yo la que acabó con todo esto. Y la verdad, aun me sigo preguntando el por qué, por qué lo hice, pero aun no he encontrado la respuesta. Supongo que no la hay. Y la verdad cuando tu me lo preguntaste no te pude contestar porque ni yo misma sabía la respuesta. Aun sigo sin entender mi comportamiento, no sé a qué jugaba, pero al final es cierto eso de que las que juegan pierden. Y yo perdí, te perdí a ti, que era lo que más quería. Y cuando te perdí a ti, me perdí a mí también, porque, ¿Qué soy yo sin ti? Nada. No soy nada. Solo soy una niñata que tiene lo que se merece por no haber valorado lo que tenía. Y esque no me entiendo. Me doy asco a mí misma. Perdí lo único que quería en mi vida por mi culpa. Fui una niñata. Y a veces me odio a mi misma por no ser capaz de odiarte a ti. Por no poder echarte la culpa, simplemente porque tú no la tienes. Creo que me estoy castigando más yo misma, que tú. Y la verdad me lo merezco, todo eso y más. Por hacer lo que hice y dejarme llevar por los demás. Aunque después de todo me di cuenta de algo. Y es que tú no me querías tanto como pensaba. Porque si yo hubiese estado en tu lugar, no habría podido no perdonarte. Porque cuando quieres a una persona, es imposible dejar de quererla por muchas cosas que te haga. Porque a mí me pasa eso contigo, y sé que tu comportamiento es una reacción a lo que yo hice, pero por mucho que me intentes hacer daño, yo te sigo queriendo. Es más, el daño me lo hago hasta yo misma. Y esque joder, lo siento. Siento no haber sido sufiente. No haber sido lo que tú esperabas, no haberte tratado como merecias que te tratasen. No haber hecho las cosas como tocaban y haber tomado decisiones equivocadas. Siento no haberte valorado como te merecias, y esque te quiero de una forma que no he querido a nadie, que ni siquiera sabía que se podía llegar a querer así a una persona. Pero sobretodo siento no haberte demostrado quererte del modo que lo hacía, ya que te hubieras sorprendido. Perdóname por echarte de menos cuando ya no estás, pero no lo puedo evitar. Aunque después de todo, supongo que eres demasiado para mí y que pese a todo, las cosas tienen que ser así. Pero, ¿Sabes? Lo que más me jode es que ni un solo día hayas estado tan seguro como yo de lo que valía la pena.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Nunca sabrás cual es el camino correcto si no arriesgas.

Forget forgot forgotten