Vivían en un tira y afloja constante. Sus vidas eran eso, estirar la cuerda hasta el punto en el que sabían que era el tope. Sabían perfectamente hasta donde podían llegar para que no se rompiese. Vivían siempre al límite, estirando hasta donde podían llegar, sabiendo de qué manera hacerlo para hacer daño sin romperla. Estaban hechos el uno para el otro, se conocían más de lo que alguien puede conocer a una persona. Ella conocía todas y cada una de las caras que iba a poner según la situación que fuese, como reaccionaba cuando algo le daba vergüenza, incluso lo que pensaba en cada momento. Él conocía todas y cada una de sus sonrisas, sabía perfectamente cómo iba a reaccionar, con sólo mirarla sabía como se sentía. Sabían de todo, menos quererse. No tenían término medio, o se querían matar o mataban por quererse. Y así seguían, disfrutando de los días pares y a hostias los días impares. Estirando de una cuerda que pensaban que nunca se iba a romper pero que finalmente un día se rompió. Pasó un tiempo en el que estuvieron separados, echándose de menos, pero también echándole la culpa al otro. Pero los lazos que los unían eran tan fuertes, tenían una fuerza de atracción tan increíble, que no aguantaron más de un mes estando así. Ambos deseaban que todo volviera, incluso que volviese lo malo para poder tener lo bueno de vuelta. Ella pensó que esta vez era la definitiva, que después de lo que pasó esta era la oportunidad que les hacía falta para poder ser felices juntos. Él no pensó nada. Y así empezaron, poniéndole ganas porque suerte ya no quedaba. Quizás el problema de esta relación era que ella continuamente esperaba algo más de él, algo que no llegaba. Y él se cansaba de tener que estar haciéndola feliz y sacándole sonrisas porque lo veía difícil. ¿Tan difícil que no vale la pena? Ella no pedía tanto. Eso él nunca lo entendió.
Nunca sabrás cual es el camino correcto si no arriesgas.
Dicen que no hay que llorar por el pasado , que no hay que preocuparse por el futuro y que lo único que hay que hacer es vivir el presente. Que hay que llorar para saber sonreír y caer para aprender.. También dicen que el si alguien nos hiere es porque nos importa, pero que quien te quiere no te hará sufrir. Dicen que uno no aprende hasta que tropieza, que cometer errores es casi la única manera de aprender algo.. Que el que no arriesga no gana, que quien la sigue la consigue. Que el que tiene miedo a fracasar, nunca llegará a nada , que el temor a fallar no te tiene que impedir jugar. Pero lo que hay que tener claro, es que lo que no te mata, te hace más fuerte y que lo bueno, tarde o temprano, siempre llega.
Este texto es tuyo original?
ResponderEliminarSí, la mayoría de lo que pongo aquí lo escribo yo, a partir del 5 de marzo que es un trozo de un libro es todo mío:)
ResponderEliminarEs que me encanta! Me identifico muchísimo, sigue escribiendo así :)
ResponderEliminarMuchísimas gracias de verdad :)
ResponderEliminarDisculpa, tu creaste esto??
ResponderEliminar-"No te preocupes, fue mi culpa, yo confundí las cosas. Tal vez lo nuestro era conocernos, pero no estar juntos".
Entonces, ella se alejó y él no la siguió, fue ahí cuando ella notó que había tomado la decisión correcta.