Tejados con vistas a ninguna parte

Ni tú has llegado a cruzar la puerta ni yo he sido capaz de cerrarla dejándote fuera.

A quién quiero engañar.

Diez años dan para mucho. Pero no lo suficiente como para olvidarte. Y así seguimos: haciendo nuestro camino por separado pero echándole piedras al del otro para que siga teniendo presente que un día fuimos capaces de sortearlas juntos.

Ninguno pensó que después de todo lo que se nos vino encima todavía podíamos seguir queriendo más. ¿Cuándo será suficiente?

Cuando te preguntas tantas veces lo mismo sin obtener respuesta alguna, al final todo deja de tener sentido y te acostumbras a vivir con ello. Y ya no te preguntas por qué, ni cómo, ni qué hubiese pasado si. Ya no importa. Qué mas dará. Es así. Y no hay más.

No preguntes. No pienses. No digas. No reconozcas. No dejes que se note. Aunque sepas que él sí lo hace.

Si tan felices somos, ¿por qué escogimos escribir una nueva historia encima de la nuestra en vez de arrancar las páginas y comenzar de nuevo? ¿Por qué ni aún así nada se parece a ti? ¿Por qué es eso lo que quiero? ¿Por qué se acabó? ¿Por qué nos fue tan mal? ¿Por qué no supimos hacerlo? ¿Por qué nos quisimos tanto? ¿Todavía lo hacemos? ¿Por qué acabo siempre buscando en otros lo que solo he visto en ti? ¿Por qué me empeño en buscar sabores nuevos si no me convence nada que no sepa a ti? ¿A qué sabías tú? No quiero saberlo.

No te preocupes si algún día te cansas de patear piedras que derrumben los cimientos de la vida que estoy intentando construir sin ti. Siempre fui de echarme piedras sobre mi propio tejado.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Nunca sabrás cual es el camino correcto si no arriesgas.

Forget forgot forgotten